top of page

Nuestros juicios hacia otras personas

Actualizado: 19 jun 2024

Podemos verlos como parte de nuestra sensibilidad para oponernos a los daños y también, trabajándolos, como una orientación para lo que queremos traer al mundo



Me gusta pensar que cuando juzgamos a otras personas estos juicios son parte de nuestra sensibilidad para oponernos a los daños que existen en el mundo, como si fueran nuestros indicadores internos de alarma, que se activan cuando algo está fuera de lo que valoramos. La Comunicación No Violenta (CNV) propone herramientas para sacarles a los juicios el mayor provecho posible y ponerlos al servicio de la vida.


Desde como lo entiendo, podríamos decir que los juicios nos hablan de una energía vital (necesidad) que está bloqueada. Y es una opción interpretativa el ver a los juicios de este modo; como la denuncia de que un tipo de energía de vida no está pudiendo fluir, expresarse, realizarse. Pero no hacen esta denuncia de un modo explícito, es más como una señal de alerta que luego tiene que ser trabajada para escuchar su mensaje completo y que sea fértil.


Este bloqueo de energía que el juicio denuncia, muchas veces tiene su causa en el cómo organizamos la vida común, porque la distribución de privilegios y oportunidades es desigual. De modo que puede ser más difícil para una mujer, por ejemplo, vivir sus necesidades de libertad, realización y autoestima que para un varón. Muchas de estas necesidades corren su suerte en las relaciones interpersonales (ya sea intimas, públicas, esfera del trabajo, etc.) y éstas tienen dinámicas y expectativas de rol que condicionan qué necesidades serán cuidadas por sobre qué otras y quiénes tendrán más chances de experimentar estas energías en su vida.


Y si bien es posible cuidar muchas necesidades apelando al trabajo interno (incluso en condiciones adversas), la vía de realización a través del trabajo personal está afectada por los privilegios que la sociedad reparte de modo desigual. Así, el acceso a la educación, la calidad de ésta, la riqueza o la pobreza cultural en la que he crecido, la capacidad de proyectarme, de imaginar, en general la posibilidad de ocuparme del alma y no del cuerpo, están desigualmente repartidas.


Pero, aunque el bloqueo se pueda explicar desde esta dimensión intersubjetiva y social, las necesidades son formas en las que la vida quiere expresarse a través de mí y puedo entrar en contacto directo con ellas.


Cuando tocamos con la necesidad en nosotras (de cuidado, de sentido, de libertad, de respeto, etc.), obtenemos una vivencia que nos ayuda a traer justo eso que vemos que falta en el mundo. Porque no solo hace falta denunciar lo que no queremos más, también necesitamos generar el mundo en el que queremos vivir (quisiera recordarme esto siempre). Y cuando conecto con la necesidad detrás de mi juicio, puedo empezar a traerla al mundo fluyendo a través de mí.


Además de necesidades, los juicios requieren de una interpretación de la situación que yo agrego a los hechos. Por ejemplo, no alcanza con que el cuidado sea vital en este momento de mi vida, tengo que percibir además que en la situación actual no hay cuidado. Y puede que esto sea así, o puede que no.


Hay casos donde podemos llegar a coincidir que falta cuidado, por ejemplo, escuchando las necesidades de otras personas que las expresan, como la situación en cuanto a derechos y oportunidades de las personas trans, o las empleadas domésticas que trabajan en negro. Muchas veces nuestras creencias se basan en expresiones colectivas, denuncias, procesos de lucha abiertos que ponen sobre la mesa situaciones de necesidades vulneradas. Y también hay que considerar que está en juego la percepción. El juicio surge cuando entiendo que algo que considero valioso para mí está en peligro, lo esté de hecho o no. De modo que no podemos dejar de ser críticas también respecto de las creencias implícitas en nuestros juicios.


Podríamos decir que nuestro juicio tiene dos fuentes, nuestras necesidades que son la raíz de la que brota y nuestras creencias. Tomemos este ejemplo, mi compañero luego de acordar una cierta forma de ocuparnos de las actividades de reproducción de la vida en el hogar, no hace su parte, digamos que unas varias veces seguidas. Mi juicio, que se lo dije fue: “sos egoísta, no consideras a nadie más que a ti” (si tus juicios son más como insultos fuertes o si son sutiles e hirientes a su modo, pienso que te puede servir este ejemplo), en mi caso, este juicio surgía de necesidades como el reconocimiento de mis aportes a la vida común y de cuidar mi tiempo para mis proyectos personales. Pero también requiere de ideas como: “no me está cuidando o considerando”, “solo está pensando en él”, etc. Y quizás estas creencias no son ciertas. Puede que sí me esté considerando y no logre verlo, muchas veces me cuesta ver todo el cuidado que hay en mi vida. También puede ser una creencia "cierta", en el sentido de que esté ofreciéndome algo con toda la buena intención, que simplemente no es lo que preciso (sugiero aquí El Trabajo de Byron Katie).


En ambos casos creo que sigue siendo explicativo decir que mi juicio responde a mi sensibilidad frente a daños que existen en el mundo. Siguiendo con el ejemplo, mi reacción (mi enojo y lo que le dije) tiene que ver con que no puedo volver a encarnar una mujer que limpia por todos en la casa, simplemente no es posible para mí. Y decirle "sos un egoista", fue mi estrategia para atender mis necesidades. No “elegí” esa estrategia, fue más bien una reacción. ¿En qué estaba poniendo el foco? ¡En aquello que no quiero más! Mi juicio y mi enojo estaban interpretando la realidad como una situación donde no hay cuidado, y donde además él es el responsable, el culpable.


Detrás de este enojo hay un gran dolor. El dolor de todos los proyectos inconclusos de personas que simplemente daban de sí sin recibir, que no podían dedicarse a nada propio porque tenían que ocuparse de la casa y del cuidado de sus hij@s, y que no vivían en comunidad, sino ligadas a un paterfamilia del que eran dependientes, ligadas a sus decisiones, sus caprichos, y su pretendida sabiduría. Entonces, qué tengo yo en mente cuando digo “sos egoista”: ¡todo lo que NO quiero más!


Y la estrategia que usé ¿qué produjo? Como valioso: un “parate” para atender lo que estaba pasando, y esto puede ser mucho en algunos casos. Y a la vez, mi estrategia descuidó varias cosas que me importan, porque quiero que la situación cambie; y ahora empeoró. Quiero ser comprendida con eso que dije; y ahora él está mucho más ajeno a mi verdad interior, está defendiéndose. Y lo quiero y quiero cuidarlo; y acabo de herirlo, porque quizás eso es lo que él se está diciendo a sí mismo, y quizás desconsiderar, o desconectar, fue lo único que lo mantuvo a salvo en las tormentas familiares que le tocó vivir, o cómo logró adaptarse a un mundo que esperaba eso de él.


Ahora él está en su herida, y yo en la mía. Algo bueno pasó, estaba intentando cuidar mis necesidades, pero no de todas, de algunas, quizás de las más postergadas y por eso fue necesaria la energía de la ira. Honro eso. Y también quiero otras estrategias para mi vida.


Me pregunto, ¿fue equívoco el aviso de peligro de mi juicio? no lo creo. Creo que surgió porque algunas cosas importantes para mí estaban siendo descuidadas (mis necesidades): mi libertad, mi tiempo y mi energía libre para dedicar a mis proyectos de realización personal, mi descanso, mi sentirme a gusto o en comodidad en la relación. Y más en lo profundo, mi necesidad de reconocimiento de las muchas heridas patriarcales, desde este hilito de la madeja en el que surge esta micro historia en el hogar.

Me doy cuenta también, que mi estrategia descuidó mi necesidad de paz, porque ahora se respira guerra afuera y adentro de mí.


Hubiera querido decir: “mira, cuando pienso que estoy limpiando todo lo que ensuciamos yo sola, me duele pensar en cómo fue para muchas mujeres este asunto, me da miedo de estar yo misma ahí, todas las ideas sobre esto me llueven en la cabeza. Quiero estar tranquila de que cuido el tiempo y la energía que requieren mis proyectos personales (que amo), y también quiero ofrecer de mi tiempo a nuestra casa (que amo) ¿podríamos ver qué hacemos con esta situación?


Decir esto ya es tomar otro rumbo, es una alternativa a “sos un egoista”. Esta estrategia es coherente con mi intención de cuidar de la otra persona en la relación, es coherente con mi necesidad de paz interior/exterior, me da claridad sobre mí. Sobre qué quiero cuidar en este momento; me ejercito en conectarme conmigo misma; me entreno en poner afuera lo que me pasa adentro de un modo que cuide de todas las partes en la relación; me saca del correcto e incorrecto, de vivir en un mundo con imágenes de enemigos.


Creo que así puedo además de denunciar lo que no quiero, ir creando lo que sí quiero. Un cuidarme cuidando, abrirme a tomar decisiones y acciones en un mundo compartido, visto como una trama de necesidades, anhelos, miedos, confusiones, deseos, entrecruzados. Con la conciencia de que no propiciar ni aceptar juegos en donde la felicidad de la otra persona implica pasar por arriba de mis “no” internos, de mis alarmas internas, y donde mi felicidad no implique que otras personas tengan que hacer cosas que en el fondo no quieren hacer y hacen por miedo a perder la conexión, por no sentir una culpa que los atormente, o por “deberes ser” fuera de los cuales no se encuentran a sí mismos. Si logro encontrar estrategias que excluyan esos modos de actuar y ser, que permitan un dar y recibir desde la libertad y el deseo, eso creo que es parte de los esfuerzos que se necesitan para construir el mundo en el que quiero vivir. Es una forma de usar mis privilegios (los que sí tengo) para aportar mi granito de arena.


Si resuenas con este camino, te invito a practicar el transformar juicios en necesidades. Arnina Kashtan propone una técnica que me ha resultado muy potente. Puedes aprenderla en sus cursos online de la técnica “La Brújula”(labrujulalatinoamerica.com), en la variedad de talleres de CNV que puedes encontrar por allí, en mis talleres (deja tu mail en esta página). Todos los cursos de CNV te darán herramientas para esta alquimia.


Jacqueline Fernández

 
 
 

Commenti


Logo transparente blanco.png

Si quieres recibir información sobre cursos, talleres y charlas
suscríbete a la lista de difusión:

Gracias!

Si tienes consultas escríbeme a:
Empatía Recurso Vital:

empatiarv@gmail.com

Instagram de Comunicación con Corázon:  

  • Instagram

© 2020 por Jacqueline Fernández. Creada con Wix.com

bottom of page